Pues los poetas son
pequeños animales en disturbio
con la sed en los ojos y en la
garganta amor


(Jesús Hilario Tundidor)

viernes, 27 de junio de 2014

Genibus Nitito Canis



Porque el buen hombre es ceremonioso
sabed que yo también me llamo rey
donde el aire crece
abismando de oro la sonrisa del bufón

Pinto con plumas negras de codorniz
el pelo de mi infante mastín
sobre todo escudo
lanza
y yelmo
enfrentado al horizonte

Naturaleza muerta de gallos de acero
vive en mis manos calientes
— no quieren morfina ―
Difícil luchar contra el moho
y un día jurarle soledad

para los dioses decapitados
coronas de espinas

sábado, 21 de junio de 2014

Vivir Es Un Menester

(J.R. Mora)


 
Hijo mío, dijo el petulante anciano,
asegúrate de que nunca necesites hacer
el trabajo sucio de la civilización.

Todos los credos políticos, religiones,
son creencias necesarias
para que los pobres diablos trabajen las minas.

Para que unos pocos sigan intactos, muchos deben quebrarse.
Todas las reformas tienen la hipocresía por base:
complementos de sueldo para esclavos y lacayos.

Eterna y firme es la ley de la gravedad:
así como, hijo mío, son la injusticia y la lucha de clases.
Vivir es un menester para aristócratas.


 
(Irving Layton)

miércoles, 18 de junio de 2014

lunes, 16 de junio de 2014

jueves, 12 de junio de 2014

Un Bostezo Americano

(Robert Indiana)


Se haría oscuro allí abajo donde enterraste el miedo,
demasiado hondo,
pero aún por encima de la cuerda
que ata la luz al ojo felino,
el neón del lavabo frío
antes del crimen.
Oscuro por parte de los vivos
bajo su miseria de anzuelo,
a mediodía pozos que cierran en un bostezo americano.
 
Mientras, el escritor escribe
y el enterrador concibe un túmulo más grande.
Preciso sería aflojar el dogal
para cavar lentos en la rivera,
con agonía se mulle la tierra seca.

lunes, 9 de junio de 2014

viernes, 6 de junio de 2014

Una Playa Cualquiera

(David Seymour)


Escribe sus memorias. Intenta en ellas esclarecer el lugar que ocupa el héroe en el sistema de la inevitabilidad, conciliar los opuestos entre sí conceptos de ser y destino.
El fuego flamea alegremente en la chimenea, en la cocina trajina su esposa, una muchacha exaltada que no pudo darle un varón, pero que se consuela pensando que, aún así, pasará a la historia. Prepara la cena, a la que asistirán el cura párroco y el boticario, ahora el más íntimo amigo de Prometeo.
El fuego flamea en la chimenea. En la pared hay un águila disecada y una epístola gratulatoria del tirano del Cáucaso y que gracias a la inventiva de Prometeo logró reducir a cenizas la ciudad sublevada.
Prometeo esboza una sonrisa. Tal es ahora su única forma de expresar su disconformidad con el mundo.


(Zbigniew Herbert)