Pues los poetas son
pequeños animales en disturbio
con la sed en los ojos y en la
garganta amor


(Jesús Hilario Tundidor)

viernes, 29 de noviembre de 2013

Unas Pinceladas, Por María José Collado

 
Era la década de los setenta cuando mudé la piel infantil por esa otra más pesada y complicada de la adolescencia. Podría decir que escribo porque siempre he hablado poco, porque al ir trazando los signos, hay tiempo para la reflexión. Mi mundo era complejo, viví en Alemania seis años de infancia plena, al regresar pude observar el atraso de esta ciudad, sus prejuicios, sus sombras, su hipocresía y el silencio impuesto sobre muchos temas. Cuántos contrastes, los niños corrían al ver venir al cura y besaban la cruz que les mostraba, algunas mujeres llevaban un hábito con un cordón a la cintura y en la plaza cercana había jóvenes con la cabeza rapada, mi abuela comentaba que eran grifotas. Pronto sentí fascinación por la música anglosajona y por el movimiento hippie, su espíritu floral, su no a la guerra y ese halo de libertad del que se rodeaban. La poesía me desveló un camino salpicado de metáforas con el que me identifiqué pronto, podía escribir sobre cualquier asunto y no desnudarme al hielo de las miradas, a la expresión reprobadora de los adultos, escapaba de la censura. Mucho tiempo ha pasado desde aquel primer poemario La luna en el laberinto y estos versos: Era un sueño imposible: “Sobre una espléndida piedra azabache/ parecías, yacente, un dios del Olimpo/ al tocarte, ilusión, fuiste sólo agua/ y en ella me hundí con un sueño de siglos/.” Mucho he leído, vivido desde entonces, la voz poética ha madurado, se ha hecho más personal. He hecho incursiones en el relato, el microrrelato y la poesía visual, soy una persona muy inquieta, pero siempre regreso a la poesía. 


Rastrear la luz en el vientre 
de todos los naufragios, 
alzarla como un cáliz, 
asistir a su renacimiento. 
La historia se rescata 
abriendo su envoltura, 
sacando a cubos sombras, 
derramando la estremecida luz 
que nada en las clepsidras. 

(Del libro Bruñidas sombras)



María José Collado nació en Jerez de la Frontera, (Cádiz). Su infancia transcurrió entre Sevilla y Essen (Alemania). 
Colaboraciones en: Agenda de la tolerancia, revista Océano, Cuadernos de Roldán, Aldaba, Diálogo, Jirones de azul, En sentido figurado, Poesía actual, Andalucía liberal, Revista Tinta china. Revista Grisú. Palabras diversas. En varias convocatorias de poesía visual Contra la violencia de género. Revista Nueva Grecia. Las afinidades electivas.
Publicaciones: Monográfico de La Cuerda del Arco. 
Poemarios: La luna en el laberinto. Arde la vida bajo el cobre lunar. Tapiz de agua. Bruñidas sombras.
Antologías: Palabras indiscretas, Casa Eolo, I Encuentro hispano marroquí de poesía Jacinto López Gorgé, Versos para derribar muros, Especial de poesía andaluza vol.1 En sentido figurado. Miradas sin fronteras 2012. Poetas Siglo XXI. III Encuentro hispanomarroquí Trina Mercader. Hizo el prólogo para Poesía en la distancia: Al final poesía, 2013. Miradas sin fronteras 2013.
Finalista de varios certámenes de poesía.
Premio de poesía del IV Certamen Internacional Traspasando Fronteras, Universidad de Almería 2010.
Pertenece a REMES (Red mundial de escritores en español). 
 http://elmiradordelasestrellas.blogspot.com.es/


martes, 26 de noviembre de 2013

La Resistencia



Me gustaría nadar en esta tormenta,
pero desconfío del vaso.
Alimentaré La Resistencia a mi manera
hasta que Urano se doble por la mitad.

Seguiré bailando hacia el domingo
y cantando jueves por un trago de Everclear.

Porque no quiero ser un guía del Laberinto,
quiero ser el minotauro de vírgenes Cretas.


lunes, 18 de noviembre de 2013

Y Sin Embargo Vino Como Luz






Y Luis se apareció
sin libros ni micrófonos,
sin luces de escena
ni preludios de fugas;
en mangas de camisa
y espinos blancos,
recitando lo que sabía:

"Sólo sabemos esculpir biografías
En músicas hostiles,
Sólo sabemos contar afirmaciones
O negaciones, cabellera de noche,
Sólo sabemos invocar como niños el frío
Por miedo de irnos solos a la sombra del tiempo".



jueves, 14 de noviembre de 2013

lunes, 11 de noviembre de 2013

Testimonio Del Simio




Detrás de las cabeceras de las camas
nosotros —barracas cinematográficas
del sueño

No podemos ni silbar
ni aplaudir

Lo único que ocurre
es que vociferamos en el lenguaje de los monos
—nuestro antiguo dialecto—
las cosas más actuales

Y de veras, entonces
estamos viviendo
nuestra propia era



(Miron Białoszewski )


sábado, 9 de noviembre de 2013

Yo También

(Miki Leal)



yo también derrocho soledad por intrincados caminos, 
y la asumo y la cultivo entre resacas
de pasión y salvoconductos de olvido.
Son las mínimas apuestas que uno se hace en conclusión
y es el precio que hay que pagar por el peaje de la vida.


(Pilar Quirosa-Cheyrouze)


miércoles, 6 de noviembre de 2013

De-Generación Del 27





Tal vez
dentro de catorce años
una nueva generación de poetas
se reúna con motivo del centenario de aquella.

Una generación
de huérfanos de padres y papel
recitará de memoria
"Vivir sin estar viviendo" de Cernuda:

Inalterable, en violento claroscuro,
Mírala, piénsala. Árida tierra, cielo fértil
Con nieves y resoles, riadas y sequías;
Almendros y chumberas, espartos y naranjos
Crecen en ella, ya desierto, ya oasis.
Junto a la iglesia está la casa llana,
Al lado del palacio esta la timba,
El alarido ronco junto a la voz serena,
El amor junto al odio, y la caricia junto
A la puñalada. Allí es extremo todo.


Seguramente apuntarán hacia arriba
en alguna estación de metro abandonada.
Y veréis
que los caimanes devorados por el retrete
aprendieron a leer
la fiebre de los túneles.
Porque algo es seguro,
la próxima generación
no saldrá de un lugar tan limpio.


domingo, 3 de noviembre de 2013

El Día Que Lou Reed Murió







Fue el domingo que encontré
aquella caja de música
con una bailarina sin cabeza en su centro.
Giraba y deshacía el ovillo
de los estómagos robados,
bordeaba la boca de nuestro cielo vacío.
Eramos estrellas de hielo
mudando de clave entre cuatro tabiques.

Venus en piel de marta
huyó del nítrico sonido de ese juguete;
el arco de su viola le bastó
para serrar la pata de la cama.
Tú te abriste el cárdigan
y me mostraste la muerte.

El día que Lou Reed murió
probamos la heroína roja del jaguar.
Por sentirme la vida
elegí una parábola yerma.